Monday, August 14, 2006



Sergio Miguel León Morales


Las manos y el prominente vientre de María están tintos en sangre luego que de certeros tajos degollara a sus veinte víctimas, a las que bajo una palmera, en la quinta sección de Ixtacomitán, Centro, aliña con destreza de cirujano.

En esa extenuante tarea es asistida por Chano, su esposo, quien le enjuaga el sudor del rostro, le contesta el teléfono celular, le surte agua constantemente para el aseo del improvisado quirófano, espanta moscas y ejecuta el maniquiur de los pollos de casi cuatro kilos cada uno, engordados con maíz rolado y terminados en una extensa pradera en cuyo horizonte se retratan las goteras de Villahermosa.

Lo extraordinario de este cuadro muy común en el campo tabasqueño, es que María Ignacia Méndez Ruiz -37 años de edad- está a 81 días de dar a luz a triates, dos varones y una niña, a los que esperan para el sábado 28 de octubre, en el marco de las celebraciones de San Judas Tadeo.

Con este arribo María y Chano tendrán cuatro hijos, pues desde hace nueve años cuentan con María Doris, quien desde el entendimiento de sus padres padece del cerebro y de los riñones.

Desde sus 62 años de edad, Chano se erige orgulloso e intercala cuando puede breves comentarios a la plática que como catarata sostiene su esposa sin descuidar los cortes a la pollada, cuidando que las aves no lleven piel ni cañones y que la chacha salga bien limpiecita.
María nació en Boquerón, Centro, y desde muy joven llegó a trabajar en las inmediaciones del mercado de la colonia Tamulté, donde hace doce años conoció a Feliciano Ortiz González, un campesino que arribaba desde su natal Pablo L. Sidar al mercadeo de algunas cosechas.

La diferencia de edades no fue escollo para el entendimiento sentimental y de ese modo se establecieron en Ixtacomitán, quinta sección, donde actualmente posan en una vivienda del señor Rubén Castro Vidal, aunque en poco tiempo tendrán que dejar la propiedad que ya les ha sido solicitada.

El próximo nacimiento de los triates es todo un acontecimiento en la ranchería y desde Villahermosa la feliz madre –que es una cae bien- ha recibido atenciones por parte de amistades que ha cosechado a partir de su participación en tareas de desarrollo comunitario.

De este modo a María recibe despensas y hasta le obsequiaron un teléfono celular para que durante el desarrollo del embarazo esté en contacto con sus amistades que la aprecian y se preocupan por ella.

Entre tanto, sobreviven con lo escaso que logra ganar Chano y cada fin de semana aliñan los pollos que cría en la comunidad Julio Romero, aunque también se comprometen a sacrificar cerdos y borregos, a los que Catalino Alamina enseñó cómo quitarles el almizcle.

En cada jornada invierten hasta seis horas, tiempo en que no se sientan ni reflejan cansancio alguno, pese a la tremenda resolana que los agobia junto al caldero de agua hirviente donde remojan las aves para desplumarlas.

Por prescripción médica, María toma mucha leche “porque están muy delgaditos los niños”, pero el sábado pasado se permitió un poco de cerveza helada, con cargo a ‘la calor’.

Hoy tienen resuelto que los triates nacerán en el hospital Rovirosa, pero es seguro que tras el alumbramiento la familia no tendrá dónde vivir, mientras que en la comunidad el trabajo es escaso y al chelo Julio se le están acabando los pollos. (cronicasdelbosque@yahoo.com.mx)



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